1. Introducción
¡El Señor ha estado grande con nosotras y estamos alegres.!
Agradecer al Señor es cantarle y alabarle por su infinita misericordia; nos ha mirado con amor y ha derramado su ternura en cada una de nosotras. Un día fuimos llamadas a trabajar por su Reino y ahora tenemos la dicha de celebrar los 150 años de apertura de la primera casa, para realizar la misión con la mujer en situación de prostitución.
Celebremos con gozo y en comunión con toda la Congregación, con nuestras hermanas presentes y las que nos han precedido y gozan en los brazos del Dios Padre – Madre, y con todas las personas de la familia Oblata.
2. Audición: Hágase en mi (Ain Karen)
HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA,
HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU SUEÑO,
HÁGASE EN MÍ SEGÚN TÚQUIERAS,
HÁGASE EN MÍ TU AMOR.
En la luz o en la tiniebla, en el gozo o el dolor, en certezas o entre dudas, ¡HÁGASE!, SEÑOR.
En la riqueza o la nada, en la guerra o en la paz, en la fiesta o en el duelo, ¡HÁGASE!, SEÑOR.
Envuelta en miedo o sosiego, en silencio o con tu Voz, en risas o entre sollozos, ¡HÁGASE!, SEÑOR.
En la muerte o en la vida, en salud o enfermedad, frágil o fortalecida. ¡HÁGASE!, SEÑOR.
3. Lectura:
“Yo quiero salvar esas almas. He llamado a todas las casas ya establecidas… sin resultado… Es menester algo o en Madrid o en las cercanías, y si todas las puertas se cierran a esas desgraciadas las abriré yo una, donde se puedan salvar. Pediré limosna, haré todo lo que pueda, y si nadie me ayuda, lo haré yo solo con la gracia y el apoyo del que llevó en sus hombros la oveja perdida y no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva.” (Madrid 15 de mayo de 1864; Carta de Dña. Antonia María de Oviedo a los Sres. Rubio; BH IV1, pág. 389-390).
“Después de maduras reflexiones, de largas oraciones y de violentos combates, así como de una gracia especial de Nuestra Señora del Buen Consejo, se decidió por fin abrazar la bella pero dura y difícil misión de trabajar en la rehabilitación de esas pobres desgraciadas”. (Memoria leída en el Congreso Católico de Madrid; BHI pág. 240).
“En cuanto a mí, el corazón rebosa de dicha y no puedo dar a V.E., Señor Obispo, bastantes gracias por haber sido quien me ha traído a esta santa obra que tiene todo mi amor, y por la que me ofrezco gustosa a Dios sin cesar” (Ciempozuelos 19 de julio 1872; Carta de Dña. Antonia María de Oviedo a Mons. J. M. Benito Serra; BH V2 pág. 172).
4. Reflexión
Dios va transformando el corazón de Antonia y la prepara para vencer las dificultades y abrazar la dura y difícil misión.
El Padre Serra está convencido de que esa es su misión pero necesita de ayuda y por eso insiste en quién tiene puesta su esperanza.
Nosotras Oblatas hoy, ¿Cómo vamos venciendo las dificultades que se nos presentan en nuestra vida en misión, y cómo respondemos a los gritos de las mujeres hoy?
Compartimos estas resonancias.
5. Canto: Como el agua
Como el agua que brota de la roca, como chispa de luz que prende fuego has puesto tus palabras en mi boca. Me has hecho portavoz de tu Evangelio.
//Oblata es una forma de ser, para extender el Reino, llevando en nuestras manos a los pobres un aliento de paz y de evangelio. Vivimos la esperanza de hacer un mundo nuevo que aliente nuestra vida bautizada, de fe, de luz, de sol, amor y fuego//
Me invitas a seguirte cada día, siguiendo tras el rastro de tus huellas y pones cada día entre mis labios tu risa que conservo siempre nueva.
Escucho tu Palabra que me impulsa, quemándome la vida desde dentro, a darte a conocer a mis hermanos, por encima de razas y de credos.